Yoga Punta Cana
YOGA:
El yoga es una disciplina que no se limita a la practica fisica. El yoga es un estilo de vida, una filosofia que involucra la sanción del cuerpo, el alma y la mente.
El yoga se desarrolló como una práctica espiritual hace miles de años. Hay textos de esa epoca que ya hablan sobre prácticas de meditación, respiración, trascendencia del yo y una serie de posturas que ayudan al yogui a purificar su cuerpo: las asanas.
El yoga puede abrir nuevas sensibilidades y conexiones entre nuestro cuerpo y mente. El yoga puede ser una vía para comprendernos mejor tanto a nosotros mismos —cuerpo y mente— como a los demás y a nuestro entorno. De hecho, el yoga puede ser un excelente camino para hallar la espiritualidad en el transcurso de su práctica y aprendizaje.
Mi experiencia personal con el Yoga:
Mi vivencia del yoga estaba completamente separada de mi vida interior cuando empecé a practicar. Esta es una experiencia común a todos, ya que lo que hacemos al acercarnos al yoga es exactamente eso: practicar. Algo parecido a hacer; hacer yoga o ir a yoga. Practicar con el cuerpo, mientras se pone atención en la respiración, ya es una gran diferencia con las disciplinas físicas que conocemos. Aun así, cuando comenzamos a practicar yoga nos sentimos muy ocupados en aplicar, igualmente, la técnica que nos marca el profesor en cada momento. Esto es así hasta que comenzamos a intuir que es posible incorporar lo que el yoga nos aporta a otros ámbitos de nuestra vida; a partir de ese momento, ya no practicamos o vamos a yoga, sino que VIVIMOS EL YOGA. En este sentido, todo proceso de maduración reposiciona también los niveles del yoga que uno es capaz de percibir. Y cuando hablo de «los niveles del yoga» me refiero a los propios, a los de cada uno, porque el yoga, como sabemos, no es algo separado de nuestra vida, susceptible de ser o de no ser.
Los efectos sutiles de la práctica de yoga se perciben muy pronto cuando notamos que despierta en nosotros una sensibilidad que, de alguna manera, conecta cada vez más partes del cuerpo y de la mente al mismo tiempo, de forma que nos permite vivir la práctica como una experiencia integradora. El espacio, el tiempo, las sensaciones, los pensamientos, las emociones comienzan a formar parte de una vivencia en la que nada nos somete y, sin pretender ir tan lejos, vamos llegando a comprender que la propia práctica no consiste en la consecución de habilidades físicas, sino en la exploración de esos niveles mencionados, mediante un lento proceso de observación.