Cuanto más seamos capaces de ver el trabajo como una posibilidad de enriquecernos, de aprender o de relacionarnos, menor será la probabilidad de que, cuando hagamos balance, este tiempo laboral se lo restemos a lo que consideramos como realmente vivido.
Pasamos muchas horas trabajando y el amor es el secreto para hacer de nuestro trabajo nuestro estilo de vida. De otra manera, lo convertiremos en una carga y a nosotros en esclavos de nuestro trabajo.
Miremos a nuestro alrededor y veremos cómo las personas que cumplen sus objetivos y alcanzan éxito son aquellas que, pese a las dificultades, mantienen la pasión por su trabajo o incluso por su empresa. Reflejan un brillo que se mantiene en su entorno profesional.
Cómo en cualquier otra relación, la relación con nuestro trabajo puede que también ser variable; podemos tener épocas de auténtica pasión por lo que estamos realizando, épocas que realmente nos mantengamos neutros y épocas en los que nos enfadamos porque los resultados no son los que esperamos.
Cualquier estado está bien y es normal, del mismo modo que en nuestras relaciones familiares y personales, la vida es un ir y venir de emociones pero una discusión no hace que se rompa una relación por lo que realmente queremos.
En muchas ocasiones nuestros compañeros pasan a ser nuestra familia y pueden crearse vínculos que pueden durar toda una vida. Estas relaciones son importantes, ya que son los propios compañeros los que más nos pueden ayudar y acompañar en nuestra carrera profesional.
Mis experiencias personales:
Durante muchos años he trabajado viajando por toda Italia como gerente de spa dentro de hoteles y resorts. Las empresas ofrecían en el sueldo alojamiento incluido por el equipo que iba a trabajar en ese spa. Allí tuve la ocasión de vivir, experimentar y compartir el tiempo de la temporada labor con mi equipo al cien por cien.
Por supuesto, en este contexto hay restricciones por el cual no todo el mundo puede disfrutar su trabajo como si fuera en un contexto habitual. El equipo iba a trabar en el mismo lugar y regresaba a la misma casa donde compartía la misma cocina, el mismo salón y las mismas habitaciones. Así, yo empecé a conocer verdaderamente mis compañeros, empecé a entender sus debilidades, sus exigencias.
Compartir con mi equipo mucho tiempo juntos, incluso muy intenso, resultó un beneficio que hoy sigo agradeciendo por haberlo vivido.
El liderazgo de una figura en equipo funciona cuando las personas que se quedan alrededor de ella responden con la empatía que el líder encanala conformando las personalidades.
Igualmente, hace poco tuve la suerte de trabajar en el Caribe, Repùblica Dominicana. Las tares por la gerente de spa son las mismas en todo el mundo, pero aquí me enfrenté con algo nuevo: la cultura!
Es un encanto, aunque difícil observar todas las costumbres y las formas de ver las cosas de otro punto de vista.
Es interesante la visión humana que va construyéndose entre las personas. Más nos enfocamos en el conocer el lado humano de ella, antes podemos conectar nuestras capacidades comunicativas con quien va a estar e mi hogar de trabajo!
En ambos casos, me di cuenta de que si había el amor y la passion por nuestro día a día, al final de todo nunca me pesó la palabra “trabajo”.
«Tu trabajo va llenar gran parte de tu vida, y la única forma para estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que crees que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces».
-Steve Jobs-