Te acuerdas la pelicula Matrix?
“Se le da la opción a una persona de tomar una pastilla roja que le mostrará el mundo tal y como es, saliendo del sueño.”
Se nos ha explicado que el ser humano vive sumido en un sueño profundo y es realmente su CONCIENCIA la que está dormida. Que es la conciencia? Porque nos dicen que está dormida? Que tenemos que despertar?
La conciencia introspectiva se define como el proceso mediante el cual adquirimos conocimiento sobre nuestros propios estados y procesos mentales. Existen dos mundos paralelos: el primero es lo que captamos a través de los 5 sentidos y el mundo real (lo que está allí afuera de nosotros). Entonces porque debemos despertar una realidad que ya vemos? Porque hay un mundo más: nuestro interior. Y no lo conocimos por nada!!!
Lo que nos hace sufrir realmente no son los sucesos de nuestra vida sino las reacciones de nuestra mente en su contra. Sería decir: estoy sufriendo (estoy triste, enfadada, nerviosa) por algo que me sucedió y esas emociones me llevan empeorar durante todo el día.Me he pegado a esas emociones todo este tiempo sintiéndome cada rato más negativo. En realidad afuera de mi mente el mundo sigue adelante, nadie se preocupó por mí. Y después un tiempo todo ha vuelto a la normalidad!
Entonces porque no puedo evitar de controlar esas emociones? Cada vez sucede lo mismo.
La vida me va conduciendo a donde debo ir, con las personas y las situaciones que he de vivir y yo mientras tanto confío y disfruto de ello. Es igual que montarte en un avión cuyo vuelo tardará 10 horas: Ha despegado y ya no te puedes bajar hasta llegar al destino: cuanto antes te des cuenta de que no puedes hacer nada y disfrutes del vuelo, antes dejarás de sufrir.
Empieza por darte cuenta de que te has identificado con los rasgos de tu yo pequeño (ego) hasta creer que eres así. Te has identificado con tu historia personal, con los personajes que has aprendido a vivir durante tu vida, que son la manifestación de las posiciones que ha ido adoptando tu ego.
Date cuenta que vives tu vida completamente identificado con las creencias que compraste de pequeño; estás identificado con lo que piensas, sientes, y reaccionas de acuerdo con todo esto. Date cuenta que en la vida de adulto reproduces historias del pasado, en las que sigues protagonizando guiones de culpa, ira, miedo, sufrimiento, separación. Probablemente te resuenan alguno de estos guiones. Empieza a identificarlos, porque te has identificado tanto con ellos, que te parece imposible deshacerte de ellos. Crees tanto que eres esos personajes, que no eres capaz de cuestionarte que tu identidad más profunda y auténtica sea completamente otra. El yo pequeño con sus personajes te mantiene en una burbuja de ilusión, falsedad y sufrimiento. Vives en un continuo sueño del que te cuesta mucho despertar. Cada persona tiene que encontrar cuál es su burbuja y cuál es el sueño en el que está atrapada. Empieza por observar pensamientos, sentimientos, sensaciones.
Un ejercicio básico para empezar a observar es mirar sin dar significado a nada de lo que llega al cerebro. Deja que las imágenes, pensamientos, sentimientos, sensaciones que te llegan desfilen sin etiquetarlas, sin darles un significado, ninguna interpretación. Obsérvalas de la manera más neutral posible. La neutralidad la adquirirás a base de repetir el observar.
Imagina que asistes a una de las pasarelas de moda a nivel mundial. Tu eres el espectador que mira el desfile de “top models”. La actitud es sencilla: mira, disfruta de lo que ves desfilar, pero no te identifiques con ningún modelo. Según cada modelo desfila, se va, pero tú te quedas en tu butaca para seguir observando el desfile. Te puede gustar uno u otro modelo de vestido, te puede gustar más o menos, pero sencillamente observas y te quedas contigo, sin hacer nada. Te quedas con el hecho de mirar y basta. Esto es observar con neutralidad.
Las emociones atraviesan tu espacio, pero no lo condicionan. No condicionan lo que verdaderamente eres. Cuando observas la actividad que la mente produce en este espacio, el SER ilumina la energía que atraviesa su espacio, la transforma, y el propio SER se encarga de disolverla por si sola. Esto se debe a la naturaleza del SER: no juzga, no lucha, no necesita hacer nada, porque es COMPLETO.